miércoles, 20 de febrero de 2013

JOHN McCLANE... ESE HOMBRE


LA  JUNGLA. UN BUEN DÍA PARA MORIR. Título original: A good day to die hard. Dirección: John Moore. Guión: Skip Woods. Fotografía: Jonathan Sela. Música: Marco Beltrami. Intérpretes: Bruce Willis, Jay Courtney, Sebastian Koch, Mary Elizabeth Winstead, Julia Snigir, Amaury Nolasco.

John McClane, el hombre que no tropieza ni dos ni tres veces con la misma piedra, sino cinco; especialista en estar en el lugar y en el momento equivocado; dotado de una sobrenatural resistencia a golpes y caídas de las que se recupera con un leve gruñido y, finalmente, el hombre capaz de soltar un chiste en situaciones de peligro extremo. Pero esta vez no está solo, por lo visto su hijo la está liando parda en Moscú y no tiene más remedio que ir a echar una mano y como él dice: "cargarse a los malos". 
 En esta película comprobaremos como el vástago de nuestro héroe no le anda a la zaga en eso de ser un tipo duro: el chaval resiste ser atravesado por una pieza de hierro, recibir mamporros y alguna de esas balas especializadas en rozar a los buenos y matar a los malos. Aquí lo de desangrarse y romperse la cadera no se estila, si uno pertenece a la estirpe de los McClane sabe que está hecho de otra pasta... Ríete tú de esos superhéroes que van por ahí disfrazados.
 Willis, pese a sus 58 años, mantiene el tipo en los momentos de acción, aunque sus chistes repetitivos ya estén perdiendo fuelle. En general, poco queda ya de esa estupenda película de acción que dio origen a la saga, hace ya 25 años. El argumento aguanta como puede con un par de giros en su guión y algún sonrojante recurso sacado de la chistera, pero el grueso del film se invierte en la espectacularidad de la acción y en  impactantes momentos de autos de choque, explosiones y caída libre. 
 Mentiría si dijera que me aburrí, que no me reí cada vez que Willis atravesaba una cristalera o se tiraba sin contemplaciones por el andamio de un edificio. Esta quinta entrega no se anda con rodeos, parece rodada precipitadamente y con alguna secuencia confusa; digamos que busca descaradamente la complicidad de un sector del público al que sabe de antemano que va a satisfacer. De esta manera, cumple mínimamente como espectáculo palomitero pero no aporta absolutamente nada nuevo al género ni quedará anclada en la memoria del espectador.
 Para nostálgicos de McClane y gente que disfrute con el cine pirotécnico, el resto ya sabéis lo que vais a ver, así que luego no pidáis explicaciones.




CALIFICACIÓN: 4

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