martes, 18 de septiembre de 2012

EL PODER DE LA INOCENCIA

Título original: Une bouteille à la mer. Dirección: Thierry Binisti. Guión: Valerie Zenatti (basado en su propia novela) Fotografía: Laurent Brunet. Montaje: Jean Paul Husson. Intérpretes: Agathe Bonitzer, Mahmoud Shalaby, Hiam Abbass, Riff Cohen, Abraham Belaga, Jean Philipe Eccofey.

Tal es una adolescente procedente de Francia que vive en Israel con su familia. La adaptación al nuevo entorno sería perfecta si no fuera por el hecho de tener que adaptarse a una nueva sensación: vivir con miedo. La probabilidad de que una bomba de Hamas estalle en el autobús que le lleva al instituto, o en el bar donde se reúne con sus amigos, hace que afloren preguntas, inquietudes que a los ojos de los adultos pueden resultar ingenuas. Esta sensación lleva a la joven a tomar una decisión: plasmar sus cuestiones en una carta dentro de una botella en espera de que algún palestino le responda. Su hermano, soldado destinado en Gaza, acepta la petición de Tal de lanzar la botella al mar.

Hiam Abbass ("Paradise now", "The visitor", "Los limoneros") interpreta a la madre de Naim.

 Lo sé, el planteamiento puede resultar cursi y el riesgo de que esta historia juvenil opte por el peor de los caminos es alto; afortunadamente no es así. La película apuesta por la sencillez en la narración y en su propuesta visual, austera, sin florituras ni efectismos. La inocencia y la incomprensión de Tal se mezclan con la rabia y la desesperación de Naim en una relación por correos electrónicos que se establece cuando el joven encuentra la botella. El retrato paralelo de los diferentes mundos en los que les ha tocado vivir a los protagonistas transmite credibilidad; dos mundos diametralmente opuestos que, sin embargo, sólo están separados por unos 70km. La esperanzadora historia de Tal y Naim conmueve sin caer en recursos lacrimógenos ni comerciales. Del mismo modo, explora al detalle la personalidad de sus protagonistas y su evolución, dando sólo las pinceladas justas del conflicto entre Israel y Palestina. Sin duda, su dudoso inicio  queda en el olvido tras un desarrollo de lo más interesante y un desenlace muy acertado.
 La juventud y  cercanía de sus personajes principales y el modo de ofrecer el contexto real al público, hacen que esta película tenga un magnífico potencial didáctico en centros educativos. "Una botella en el mar de Gaza" es un canto al entendimiento y a la esperanza con el firme propósito de echar por tierra el concepto de los "buenos" y los "malos". Recomendable.



CALIFICACIÓN: 7-8

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